top of page
sketch1578081054382_edited.jpg

EAT 

YOUR

FEELINGS.

Hemos escuchado esta frase muchas veces y por lo que conocemos la asociamos a la idea de comer desconsoladamente ante cualquier situación de tristeza, estrés, enojo, etcétera. Hablamos de comer lo que nos reconforta, aquello que nos hace sentir calidez y calma  cuando lo necesitamos, pasa, y muy seguido desde un cono de helado hasta el cliché de un bote completo a cucharadas, una rebanada de pizza o un caldo hecho en casa que además de bienestar trae sabor a nostalgia. 

 

Pero, si nos comemos nuestros sentimientos o emociones, ¿a qué sabe la ansiedad o la tristeza, a un par de donas glaseadas? ¿a un plato de sopa caliente? ¿a una hamburguesa regular? 

 

Recurrir a los alimentos como acción desesperada para sentirse mejor es un arma de doble punta, justo cuando crees que puedes sentirte bien y reconfortarte, al mismo tiempo puedes caer en un círculo vicioso involuntario al hacerlo constantemente dependiendo de la estabilidad emocional que tengas. Tenemos la consciencia de que la alimentación es algo vital para mantenernos, activos y sanos, pero las emociones también nos nutren de alguna forma entonces, es claro que esta relación es necesaria.

 

Es importante conocer el vínculo que tenemos con los alimentos, cómo nos relacionamos con ellos, de qué manera, con qué frecuencia y bajo qué condiciones los consumimos. 

​

Es cierto que sentimos y por eso comemos, pero qué pasa si lo planteamos de forma contraria, cuando comemos, ¿de verdad sentimos algo? nostalgia, satisfacción, saciedad, alivio, calma, felicidad, asco, desagrado; es increíble el poder que tienen los alimentos para ser un detonante sensorial y emocional. 

 

Es importante mencionar que parte de los efectos de los alimentos en nosotros es alterar nuestras emociones y nuestro físico, el balance entre estos aspectos va de conocer cómo se desarrollan cada uno independientemente, que el equilibrio entre nuestro estado emocional y físico se verá reflejado en los alimentos que escojamos. 

 

No hablamos de satanizar estos momentos inevitables y muy necesarios de indulgencia, sin embargo es necesario que busquemos alimentarnos no sólo para satisfacer o llenar vacíos, busquemos nutrirnos con alimentos que más que una herramienta de supervivencia sean un reflejo de amor propio.

​

​

-DC

Ilustraciones por @vendranlluviasuaves

Eatyourfeelings1.png
bottom of page