Habilidades culinarias y otras reglas de productividad que nos está dejando la cuarentena.
Pasamos más horas en la cocina, tiempo cocinando, limpiando, reacomodando, o sólo hurgando dentro de ella, el exceso de tiempo, imaginación y gula se han vuelto un loop infinito donde además de salir con buenas anécdotas, y seguramente kilos de más, salimos con la apreciación de ver a la hora de la comida ya no sólo como un espacio en el día, si no como un actividad de 24/7.
La hora de la comida ya no existe, los horarios han cambiado, sea por el exceso de trabajo, nuestros horarios para activarnos por la mañana, nuestros hábitos alimenticios, entre muchas otras cosas, el comer se ha vuelto un acto de todo el día, y con mucha razón, el exceso de tiempo nos hace divagar y hacer de los alimentos, la alacena, y la comida a domicilio un refugio en tiempos de ocio.

Tomemos esto no como una regla de la productividad en casa; la cocina o el hornear un pan nos pueden dar el mismo efecto terapéutico que otras actividades como leer, pintar o hacer ejercicio, vivamos con calma y hagamos aquello que nos nazca hacer, y no en base a las expectativas de lo productivos que podemos ser en estos meses donde el objetivo parece ser el optimizar este "tiempo de sobra".

Desde unas galletas, el panqué o la famosa carlota, hasta quiénes aprenden y replican recetas milenarias de familia, durante estas últimas semanas hemos explotado nuestro tiempo y creatividad dentro y fuera de la cocina, cada vez más el trend topic en las redes sociales son recetas, nuevas formas de innovar platillos, gente en casa cocinando/horneando, nuevos pasteleros, negocios locales practicando comida a domicilio, nuevos modelos de negocio entre restaurantes y mil cosas más; la comida se ha vuelto el gran tema de conversación, y la cocina nuestro lugar en casa más concurrido.
El confinamiento nos ha permitido explorar dentro de la cocina, de ver a los alimentos no sólo como algo que nos nutre y alimenta, si no como algo que dentro de sus métodos y procedimientos se vuelve terapeútico. En tiempos donde la ansiedad y el estrés están al alcance de un post, tomarse un descanso y aventurarse a zonas desconocidas o no tan ajenas como la cocina puede resultar el abrazo que tanto necesitamos.
