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Conoce a Archicookture

Alexa Trilla fusiona sus conocimientos de arquitectura, y gastronomía, una mezcla de ambas disciplinas que dan como resultado Archicookture, un proyecto que nos muestra que crear espacios arquitectónicos y crear una experiencia gastronómica no dista tanto una de otra, ya que el resultado es una obra... comestible.


DC: Platícanos, ¿quién está detrás de Archicookture?


AT: Archicookture está dirigido por Alexa Trilla, arquitecta y cocinera. El nombre nace de la unión de (architecture + cook) mis dos grandes pasiones. Pero detrás de cada evento hay un bonito equipo de diferentes corazones que disfrutan conmigo del proceso y realización de cuidar los detalles y crear momentos mágicos con los productos.



DC: ¿Cuando y a raíz de qué comenzaste a mezclar tu background de arquitectura con los alimentos?


AT: Mi familia tiene una gran historia entre fogones, y aunque yo al principio pensé en dedicarme a crear espacios y objetos, durante mi año de intercambio en la universidad, decidí ir a Milano donde empecé mi primer contacto con el food design. Era la primera vez que realmente me preguntaba que significaba para mí la gastronomía y me di cuenta de que gran parte de mi vida y momentos importantes giraban en torno a ella. De allí que decidí hacer para mi presentación del proyecto final de carrera la maqueta a base de chocolate, para poder compartirla con mis compañeros y ver como todos esos años se desvanecían entre sonrisas y caras felices, y yo regresaba a casa con el diploma y la satisfacción de haber vivido una experiencia mágica. A partir de ese momento quise estudiar cocina para entender la técnica de las cocciones, las reacciones de los ingredientes y poder empezar a crear objetos y experiencias comestibles.



DC: ¿De qué manera mezclas las técnicas aprendidas? ¿Hay algunas limitaciones o encuentras algún parecido?


AT: Creo que todo suma, cada pequeña cosa que aprendemos nos permite tener más opciones y flexibilidad a la hora de crear. La información puede interpretarse de muchas formas, y a mi me gusta dejar siempre esa puerta abierta. Me gusta que la gente descubra e interprete mis proyectos por su cuenta, que juegue, piense y disfrute de las experiencias.









DC: ¿Podrías explicarnos un poco tu proceso creativo para cada proyecto?


AT: Lo primero que hago es ir al espacio donde se realizará el proyecto y me gusta ver todos los materiales que se han utilizado para diseñarlo, ver el cambio de la luz durante el día, las texturas y los colores. A partir de allí, en mi cabeza empiezan a aparecer formas y combinaciones. Olores y sabores que me inspiran para crear las recetas y el diseño del proyecto. A veces no es fácil explicar al cliente lo que se está tramando por nuestra cabeza… pero hasta ahora puedo agradecer haber tenido clientes geniales que han confiado en mi y han dejado la puerta abierta a encontrarse sorpresas y descubrir nuevas formas de comer y experimentar con la comida.





DC: Al conjuntar la arquitectura con los alimentos creas una especie de arte comestible, de donde surge la inspiración para cada proyecto que realizas?


AT: Durante mis años en la universidad, empecé inspirándome en librerías y bibliotecas, leer mucho e investigar obras poco conocidas de arquitectos y artistas. Ver las fotografías, sus bocetos y dibujos de la realización durante el proceso de creación. Toda obra tiene sus historias hasta llegar al final, y en el proceso me gusta encontrar la belleza y descubrir el porqué de las decisiones tomadas hasta llegar a su “fin”. Como con los materiales de obra, los alimentos me permiten jugar, construir y realizar formas y objetos (en este caso comestibles) que son el resultado que aparece en mis proyectos!



DC: ¿Qué opinas del futuro de los alimentos y la forma en la que los comemos y experimentamos?


AT: Creo que es importante que seamos conscientes del origen de los productos que comemos. Entender y saber que ingerimos. Tenemos que valorar todas las horas, días e incluso años que tardan los productos en estar listos hasta llegar a nosotros. Creo que tenemos que ser conscientes de ello e intentar utilizar todas las partes del producto al máximo, intentando reducir los residuos. Me gusta crear y experimentar con los ingredientes, modificar su forma, textura y colores, pero creo que es muy importante saber siempre el origen de las recetas, entender el proceso de los pasos y a partir de allí, empezar a jugar y crear con ello.



Comer no debería ser solo un acto para saciar el hambre dentro de un horario rutinario, debería ser un momento para compartir, desconectar de los problemas y disfrutar de la vida. Una pequeña pausa dentro de un mundo lleno de tecnología, redes sociales, y poca interacción social real. Creo que debería ser el momento en el que las personas realmente nos comunicáramos y disfrutáramos. No solo las comidas del fin de semana son importantes, sino las de cada uno de los días del año. Por eso me gusta jugar con el diseño y los ingredientes, para poder dar valor y realzar los pequeños detalles de lo que para muchos son acciones rutinarias. Ser conscientes del desarrollo y valor de todas las cosas que forman parte de la acción de comer (espacio, luz, decoración, materiales, ingredientes…) y con ello cuidar al máximo el planeta en el que vivimos.



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